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La obesidad es un trastorno crónico complejo que hace referencia a la excesiva cantidad de grasa acumulada en el cuerpo. Existen varios parámetros para determinar si una persona padece o no de Obesidad, ya que ésta enfermedad se presenta a partir de un determinado peso, lo que quiere decir que estar un poco por encima de la talla adecuada no significa tener el padecimiento.
Los parámetros para diagnosticarla constan en tallas y pesajes que indican si una persona solamente se encuentra por encima de su peso o si realmente está en un estado de Obesidad.
Esta enfermedad no consiste en un mero problema estético, pues, al padecerla se incrementa en gran cantidad la posibilidad de padecer de otras enfermedades tales como diabetes, enfermedades cardíacas e hipertensión.
Para diagnosticar esta enfermedad se utilizan los valores de índice de masa corporal (IMC). Se dice que cuando existe un trastorno de Obesidad es cuando éste indice es superior a 30. El IMC se estima a partir de dos variables, midiendo la estatura en metros y el peso en kg. Para realizar el calculo se divide el peso entre la estatura.
En base a los valores obtenidos por el IMC se pueden determinar diferentes tipos de Obesidad.
El diagnostico de la enfermedad es tan simple que inclusive la misma persona puede autodiagnosticarse, pues, simplemente con la observación se puede percibir si una persona se encuentra o no en un estado de Obesidad. Sin embargo, existen estudios paralelos para realizar un diagnostico más completo, ya que a demás del peso, se toman en cuenta otros factores.
Se dice entonces que si su peso es un 20% mayor al peso ideal para su edad y estatura, y si su indice de masa corporal es superior a 30 se encuentra en un estado de obesidad.
Se toman en cuenta además:
Es importante tener en cuenta los factores antes mencionados, pues, una persona podría desarrollar Obesidad por factores que no necesariamente son provocados por el propio organismo, y que se deben tener presentes para el correcto diagnóstico y tratamiento en la persona.
Entre los estudios de laboratorio que se realizan para el diagnóstico encontramos:
La Obesidad se produce por la acumulación en exceso de grasas o triacilglicéridos en el tejido adiposo. Ésta se produce cuando existe un balance calórico positivo, o dicho de otra forma, cuando lo que ingerimos es mucho más de lo que nuestro organismo puede quemar.
Existen diversas causas para la Obesidad, entre ellas juega un papel muy importante el carácter genético, pues, un 80% de las personas diagnosticadas con obesidad se relaciona con padres obesos.
La enfermedad también puede desencadenarse por factores externos y/o emocionales. En éstos estados la persona tiende a variar sus hábitos alimenticios lo cual pueden llevar a una sobrealimentación, especialmente ricas en carbohídratos y grasas, ligado a su vez con una menor actividad física.
Otros factores pueden ser provocados por un problema orgánico como tal, como lo puede ser un problema metabólico, o a nivel de la regulación de la ingesta de alimentos provocada por una sensación de saciedad insuficiente y de apetito insaciable constante. Esto se puede dar por irregularidades en los niveles de serotonina, que es una hormona que tiene un rol importante en la sensación de saciedad al comer.
Otra hormona importante es la leptina, cuya activación induce la quema de los depósitos de grasas y regula el apetito. El carecer de ésta hormona o tener resistencia a ella (que no pueda ejercer su función debido a un problema en el receptor que la recibe) induce a que la persona se vea incapaz de reducir la cantidad de alimentos que ingiere.
Se ha demostrado que la Obesidad es una enfermedad que puede adquirirse en un determinado momento de la vida provocado por factores externos, o que también, puede ser desencadenada por carácter hereditario.
La obesidad no es contagiosa.
La Obesidad Mórbida es un tipo de obesidad en la cual la persona posee un IMC de más de 40 y posee un peso mayor o igual a 45 kg por encima de lo recomendado para su edad y talla. Usualmente se le asigna el termino “mórbida” a aquella obesidad que solamente se puede perder peso por medio de una cirugía de pérdida de peso como único tratamiento eficaz.
Éste tipo de enfermedad en adolescentes podría desencadenar diabetes en un futuro. Además de serios problemas que se pueden presentar a una edad muy corta de la vida, como los son hígado graso, hipertensión arterial, incremento de los niveles de triacilglicéridos y alteraciones en los niveles normales de la glucosa.
Recuerda que para el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad debes acudir a tu médico, esta guía no sustituye el diagnóstico médico profesional
La Obesidad es una enfermedad que posee múltiples tratamientos que se pueden aplicar a una persona y que se pueden cambiar por otros cuando los anteriormente aplicados no resultan eficaces.
Para perder peso se debe mantener un equilibrio entre las calorías consumidas y las que se queman por medio de la actividad física y las funciones orgánicas del cuerpo. Para que pueda perderse un peso considerable en necesario reducir la cantidad de calorías ingeridas y aumentar la actividad física, para que así se pueda consumir más grasa en forma de energía y así vayan disminuyendo esos depósitos al quemarse durante el ejercicio.
En caso de que el cambio en el estilo de vida no aporte cambios significativos, la persona se puede someterse a una cirugía o al consumo de determinados medicamentos.
Los medicamentos que se emplean en la Obesidad son los siguientes:
Los niños y adolescentes pueden presentar esta enfermedad y es una problemática realmente preocupante, pues, los niños y jóvenes que se encuentran por encima de su peso normal para la estatura y edad que tienen corren riesgos de sufrir enfermedades graves como diabetes, hipertensión y altos niveles de colesterol que son padecimientos que se producen normalmente en adultos.
El mayoría de niños que desarrollan Obesidad en la infancia la padecen también en la adultez. Gran porcentaje de ellos sufren de depresión y baja autoestima debido a su condición física.
Es importante identificar cuando se trata de un verdadero problema de salud, pues, no todo sobrepeso es sinónimo de obesidad. Existen niños que en diversas etapas de su desarrollo tienden a acumular grasa en regiones específicas del cuerpo y ésto no es lo mismo que obesidad. Además, existen niños que se desarrollan más rápido que otros, por lo que para su edad, podrían tener una estructura corporal más grande.
Diversos estudios han demostrado una relación lineal entre el peso y el riesgo a complicaciones durante el embarazo, lo que quiere decir ésto es que mientras mayor peso posea la mujer antes del embarazo, mayor posibilidad de riesgo de complicaciones pueden presentarse durante la gestación, incluyendo en éstas preeclampsia (hipertensión en el embarazo) o nacimiento prematuro. Por otro lado, aquellas mujeres que buscan la forma de bajar de peso antes del embarazo tienen mayores posibilidades de llevar a cabo un embarazo normal y saludable.
Durante la lactancia existen varios riesgos que pueden impedir una correcta lactancia materna, pues, la Obesidad en las madres puede disminuir la cantidad de leche elaborada, así como poseer dificultad para comenzar el proceso de lactancia o tener una muy corta duración en ella debido al retraso en la secreción de leche. Es importante que durante éste periodo no se elimine el proceso de lactancia, pues, es vital para el bebé el consumo de la leche materna.
Si se corre el riesgo de padecer de Obesidad es importante cambiar de forma significativa los hábitos alimenticios y físicos, pues, no es de extrañar que los métodos para evitar subir de peso sean los mismos para reducir el excesos de grasa cuando ya se padece la enfermedad. Se recomienda lo siguiente para evitar padecer de Obesidad:
Para lograr exitosamente la perdida de peso, es vital que se hagan cambios en el estilo de vida. Pues, al recurrir a los tratamientos farmacológicos o quirúrgicos y sin hacer cambios en la dieta y/o ejercicios la persona volverá a recuperar el peso perdido.
Por ello, cuando se trata de bajar de peso, es recomendable realizar dietas bajas en calorías, pero que a su vez estén compuestas por todos aquellos nutrientes que el cuerpo necesita para lograr sus funciones diarias. Sin embargo, la clave para lograr un peso saludable no radica únicamente en la dieta, sino en llevar un estilo de vida en el que se mezcle una alimentación saludable, actividad física diaria y de forma regular, y un control estricto entre la cantidad de calorías que quemamos y consumos.